Bombay, una ciudad entre explosiones y francotiradores

DIARIO ABC
POR JOB VERMEULEN SERVICIO ESPECIAL DESDE BOMBAY

Actualizado 27/11/2008

La calma de una mañana de domingo europeo se respiraba en la estresante Bombay pero con la diferencia de que era jueves y en hora punta. Normalmente esta ciudad que vive en un estrés constante ha estado ‘callada’ durante todo el día.
Calles vacías, tiendas y tenderetes cerrados eran el panorama que ya hacían visible lo que tanto cuesta mostrar: el miedo.
La gente se ha quedado en sus casas. Han faltado al colegio y a sus oficinas. Los religiosos han cerrado sus verjas y los hospitales tenían más presencia policial que nunca.

Ya en Colaba (una de las zonas más turísticas de la ciudad), después de un trayecto en tren fuera de lo común, es decir, con los vagones vacíos, aquel silencio tan tenso se hizo presente y las miradas hacia aquellos que somos occidentales se iba convirtiendo cada vez más desagradable.
«Man!! good luck and God bless you», algo como buena suerte y que Dios te bendiga, nos dijo un hombre con un inglés macarrónico, aposentado sobre una motocicleta justo enfrente de un Internet café.
Al escuchar esta frase, ya nos dimos cuenta de dónde nos estábamos metiendo.

En pleno centro de Colaba, se respiraba un control «descontrolado». Tanto las autoridades policiales como militares tenían distribuidas unas tres barricadas o controles, alrededor de los hoteles. Estas barricadas y controles policiales eran del todo vulnerables. Muchos civiles y gente sin autorización los pasaban continuamente. Y hasta algunos de los francotiradores estaban casi en contacto directo con los curiosos transeúntes. Daba la impresión de que el desorden se iba apoderando poco a poco de algo que ante todo tenía que ser ordenado.

Al adentrarte en cada control te ibas encontrando a uno y otro lado con gente que portaba una pistola o fusil de asalto. No tenían ni distintivos policiales ni militares. Tranquilamente paseabas y te dabas cuenta de que el de tu lado iba con una pistola en su mano derecha o que el de atrás tuyo iba con un bulto largo y sospechoso bajo su chaleco. Los tejados de Colaba estaban plagados de francotiradores. La Policía iba disolviendo a grupos numerosos por peligro a hombres bomba y ataques con granadas.

Un compañero de un diario indio nos avisó de esto: «Bajo ningún concepto vayáis donde hay grupos numerosos de gente y quedaros mejor por las esquinas». En la plaza de la ‘Gate of India’ o Puerta de la India, se amontonaban miles de curiosos y un grupo de más de un centenar de periodistas. Esta era la zona en donde se podía divisar mejor si estallaban más bombas o si algún terrorista salía al balcón.
En los momentos en que estuvimos allí, podíamos ver cómo se cargaban en ambulancias cadáveres envueltos en sábanas blancas teñidas de un rojo pastoso rodeado de moscas. En la tarde de hoy, se han escuchado cinco detonaciones más. Los estruendos procedían del Hotel Tridente. La gente corría de un lado al otro, intentando ver lo que había pasado, pero los efectos no eran visibles en el exterior. Sólo se podía ver el humo después de cada detonación fluir por la azotea.

Los tiroteos en Colaba también se han hecho presentes esta misma tarde. Los terroristas situados en una de las ventanas del hotel disparaban hacia posiciones policiales y militares. Aquí la gente ya no corría de un lado a otro, sino que se atrincheraba detrás de las furgonetas y coches de Policía.